martes, 30 de diciembre de 2008

Paseo

Acostado, esperaba en el purgatorio de la sala de terapia intensiva del hospital.
El respirador inflaba artificial y mecánicamente sus pulmones y él se dejaba acariciar por su esposa, inerte ya y con la piel acolchada.
Quiso abrazarla pero era imposible; imaginó entonces revertir la situación, respirar por sus propios medios y mover por si mismo sus pulmones, gritar con todas sus fuerzas para que lo desconectaran y salir corriendo de ese lugar tan aséptico, quería la mugre de la calle.
Casi lo logra.
Ahora no sabe bien donde está, todos lloran a su alrededor y lo siguen acariciando como lo hacía su mujer hace unos minutos.
Pero había logrado su tan ansiado deseo de salir a pasear.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Pregunta

Frené de golpe, en plena peatonal y a las dos de la tarde.
La gente me miraba extrañada y algunos, despues unos minutos, se me acercaron lentamente. Todos habían frenado y la peatonal perdió su ritmo de scaletrix.
Levanté la cabeza y pegué un grito que se escuchó en toda la calle: "¿ADONDE VAN?".
Nadie supo contestarme y rápidamente los comerciantes comenzaron a empujarnos y nosotros a los demás y a pisoternos y a comprar cosas sin sentido.
Todos respiraron aliviados.

martes, 16 de diciembre de 2008

VIaje

Como una humilde gota de agua que engorda el caudal de un rio, un río en picada hacia las fauces de una catarata enorme, una catarata que se zambulle en otro río, y este nuevo río que parte en dos la llanura y es amo y señor de la vida, el amo que muere devorado por ese interminable mar, con otro sabor, con otros ríos adentro, ríos con gotas como yo, todas iguales, ni una mas ni una menos.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Mentalista

Concéntrese en el punto final de esta frase sin quitar la vista de él y obtendrá un milagro.
Una geisha le caminará por la espalda después de cobrar el primer premio del billete de lotería que compró contemplando la patente de su auto último modelo.
Si todo esto no pasó, no es por mi culpa.
Si quitó la vista del punto y siguió leyendo, rompió el hechizo.
SI en cambio si lo hizo, nunca se entererá de lo que se perdió y adjudicará su buena suerte a mis prestigiosos augurios.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Estadísticas

Probablemente la manera mas salvaje y a la vez mas efectiva de ejercer la medicina haya sido la que se practicaba hace muchso años en algunos pueblitos del interior.
Esta medicina postulaba que la enfermedad o los síntomas de ésta eran nada mas que caprichos momentáneos de la mente y que una vez conformado este capricho, la enfermedad o el dolor, desaparecían.
De esta manera, si alguien se quejaba de un dolor de muela, el médico, le rrancaba sin anestesia otra muela o un diente.
Si la persona estaba afectada por una conjuntivitis, un enfermero de la guardia podía por ejemplo, hechar limón en los ojos o sal en caso de que los limones estuvieran caros.
Asi con todo: para los higados inflamados, dieta de chocolates, para los miopes lecturas de guias telefonicas, para los hipertensos sal, para las hemorroides pantalones blancos, etc.
El método finalmente dió resultado: la gente no declaraba sus enfermedades y el sistema de salud de esos pueblos se convirtió en el mejor del mundo

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Talion

La ley del talión se habia aplicado al extremo. Todo aquel que estuviera sin mutilaciones era sospechado de mentiroso o por lo menos, de extranjero.
Los castigos iban desde arrancar un ojo por mirar a la mujer del projimo, hasta el corte del dedo índice por tener esa horrible costumbre de señalar.
Pero tambien se castigaba la mediocridad y la ineptitud.
Y nadie moría.
Eso era lo realmente insoportable

domingo, 9 de noviembre de 2008

El enano sin piernas

El miedo que nos metían a fuerza de mentiras durante nuestra infancia, tuvo su punto mas alto de intensidad el día que mamá nos contó la famosa leyenda del enano sin piernas.
En ella nos contaba que durante la noche, un enano mutilado arrastraba sus muñones por el patio de tierra de casa empujándose con los puños de las manos buscando pibes que no dormían para llevárselos a su casa y comérselos.
La historia se volvía muy creíble en la oscuridad silenciosa de la noche, donde podíamos oir como el enano se arrastraba. Entonces, cerrábamos lo ojos con fuerza hasta que nos dolieran tratando de dormirnos.
Al dormirnos, se nos aparecía el enano y su cara diabólica, esperando que bajáramos de la cama para devorarnos.
Ya no sabíamos, siquiera, si estábamos despiertos o dormidos.

martes, 4 de noviembre de 2008

Descoloridos

A finales del siglo XVIII, el último esclavo negro llegó al incipiente gran imperio.
La raza negra, habia ya desaparecido de la faz de la tierra diezmada por el contrabando de personas.
Los traficantes se prometieron no difundir esta noticia y comenzaron a capturar a cualquier persona, pintarla de negro y venderla como tales.
El gran imperio, distraido, prefirió no darse cuenta de las insostenibles diferencias.
Pero extrañaban esa música.

viernes, 31 de octubre de 2008

La ciudad marcada

NOTA: al audio de este cuento (hecho por esta Productora) está disponible para quien asi lo desee.
Gabriel F Gamboa

Había dos sitios donde estar en la Ciudad Marcada, como en cualquier lugar. O se está del lado de los vivos o se está del lado de los muertos. Como en cualquier ciudad, el número de muertos superaba al de los vivos y estos honran a los otros con flores y oraciones que ofrecen por sus almas, pero también para asegurarse que no volverán. El peor castigo para un muerto es no terminar de morir y ser reconocido por el bando de los vivos.La Ciudad Marcada tuvo su temporada fuerte de no muertos o casi muertos y los estragos que causaron ellos mas la desesperación de los vivos fueron recordados por mucho tiempo.Solo se hablaba de la muerte, de la muerte como uno mas de la Ciudad. Un habitante omnipresente y eterno que solo se regía por el azar. Confundidos, los mas asustados empezaron a matar también a gente que no era un casi muerto, y quemaban sus cuerpos para no dejar posibilidades de sobrevida. Era una guerra. Los familiares de las víctimas reaccionaban con violencia y vengaban las muertes de sus queridos matando a los hijos ajenos. La Ciudad Marcada se fue quedando progresivamente sin actividades y sin habitantes. Pasaron un par años y como consecuencia del desastre quedaron solamente con vida dos hermanos. El padre los había escondido en una casita alejada de la ciudad, en habitaciones separadas para que en el caso de que alguien los descubran, no mataran a los dos.Cuando terminó de la guerra, los hermanos salieron de la casa y se encontraron frente a frente bajo la sombra del nogal de la puerta.El abrazo amenazaba ser interminable, pero los hermanos conocían solamente la desconfianza y una sola manera de quedarse tranquilos.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Reversa

El reloj, que de tan preciso daba miedo, de repente se detuvo. Esa detención duró apenas el tiempo que el mecanismo necesita para inercialmente empezar a girar al revés.
A partir de ese momento, el paso del tiempo se hizo regresivo.
Pensé que de esa manera tendría en claro cuando exactamente moriría, que es lo que en el fondo a todos nos desvela.
Pero había estado todo ese tiempo sin calcular cuanto había transcurrido y lo mismo daba para que lado transcurrieran las horas.
Dejé de mirar el reloj.
Ahora soy inmortal.

martes, 21 de octubre de 2008

Globorrulero

Las guerras internas en el barrio de Mataderos se habían circunscripto a dos bandos: el de la calle Cañada de Gomez y sus vecinos de avenida Cárdenas.
Las demás habían ido cediendo a medida que el paso del tiempo fue devorando el romanticismo de demostrar quien era mas guapo.
La última de estas batallas, sucedió dos dias antes de navidad. Ambos bandos se encontraron en la esquina de la diagonal y Cañada de Gomez y desde sus trincheras improvisadas detrás de los camiones frigorífico, empezaron a cargar sus globorrulero con bolillitas de paraíso.
La batalla terrminó y nunca hubo vencedores no vencidos, como en todas.
El fin de las guerras fue oficialmente decretado el día que Alberto, el mas chico de todos, cumplió sus dieciocho años.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Justicia

Luego de la reunión con los padres del pueblo, el procurador entendió que la culpa del mal comportamiento y la desidia adolescente eran los abuelos.
Por este motivo, mando a decapitar a todas aquellas personas que tuvieran nietos, obligándolos a éstos a ver tan sangriento espectáculo.
Con el tiempo, el comportamiento de los jóvenes, lejos de mejorar, empeoraba. Entonces, desbordado por el desorden, ordenó decapitar también a todos aquellos que fueran padres dejando a una generación entera de huérfanos.
Los adolescentes reaccionaron con violencia y marcharon al palacio asesinando al procurador de la misma manera, esto es, decapítándolo.
No les importó el haber perdido a sus padres.
Ellos solo se dedicaron a aplicar la ley a rajatabla: el procurardor tenía también, 2 hijos.

sábado, 11 de octubre de 2008

Dientes

Con la mayor naturalidad del mundo, levante con mi mano derecha la cabeza de quien sabe que decapitado que habia rodado hasta mi.
Meti el pulgar en su boca y la palma por debajo del mentón para poder tirarlo como si fuera una bola de bowling.
En ese momento me di cuenta de que el craneo, era de una niña. Una niña conocida por mi, pero que no podia identificar.
La cabeza, que aún latía, cerró fuerte la boca lastimando mi dedo. Grité por el dolor y al rato, unos minutos, cedió el mordiscón.
Supuse entonces que en algún lugar del mundo, el cuerpo decapitado de una niña acababa de morir.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Barriletes

Los dias con viento son los mas indicados para remontar barriletes, obviamente, pero hay que ser muy hábil para lograr que suba cuando una brisa apenas mueve las hojas de los árboles.
Entre las técnicas mas usadas está la de corrrer mirando para atrás, levantando con una mano el barrilete o pedirle un amigo que lo tenga medio alejado y a partir de ahi correr.
Pero hay otra mas que casi nadie la usa, pero da resultado. Consiste en ponerse frente al barrilete y cerrar los ojos muy suavemente.
Una vez logrado esto, imaginar que un viento suave pero constante levanta elegantemente el barrilete hasta que el hilo no da mas.
Este punto es crucial.
Hay que mantener los ojos cerrados y no tentarse con la vision del barrilete flotando en las alturas.
Por supuesto que no todos resisten. Algunos no conocen el secreto y abren sus ojos. Otros (que si lo conocen) los abren y cierran rápidamente sin lograr engañar la clave del secreto y las consecuencias son terribles.
Es muy fácil ver sus esqueletos colgando de los árboles.

lunes, 6 de octubre de 2008

La escondida eterna

Jugar a la escondida en Luján no es nada del otro mundo, salvo que nadie, una vez empezada la cuenta, vuelve a aparecer.
De esta manera, el pibe que cuenta es en algún sentido el mas afortunado, hasta que le toque a él ser el que se esconde.
Y yo mismo, revirtiendo el sentido del juego, sigo buscando la piedra para gritar piedra libre, pero ni siquiera se en que lugar estoy escondido.

martes, 23 de septiembre de 2008

Liniers y la ruleta rusa

En el pasaje Estonia, en Liniers, el juego de la ruleta rusa, tiene la característica mas salvaje del mundo y en realidad nadie sabe aun por que se sigue llamando asi.
Se supone que sus moradores son los seres mas miserables que puedan existir.
En este juego, el cargador del revolver esta completamente lleno de balas.
Los que no se animan a disparar o apuntan fuera de su cabeza, esos, son los verdaderos perdedores.

lunes, 25 de agosto de 2008

Intercambios

Lo que para mucha gente (e incluso pueblos enteros) es una cuestión fundamental, para otros es algo recurrente. Asi por ejemplo, los habituales choques entre personas en la estacion 9 de Julio del subte de Buenos Aires son en realidad intercambio de almas.
Nadie vuelve a su casa tal como se fue y algunos, atrapados por los recuerdos, chocan deliberadamente a otros tratando de recuperar el alma que alguna vez tuvieron.
De esta manera, una misma persona puede tener tantas almas como choques haya tenido.
Este intercambio nunca se acaba y el cuerpo que muere (un simple envase retornable) libera su alma, la última que tuvo, para que ya no sufra mas cambios, el verdadero descanso eterno.

sábado, 16 de agosto de 2008

Froilan

Froilan se calzo la escafandra, fuertemente ajustada por los expertos, y recibió el saludo del presidente de la república. Iba a convertirse en el primer uruguayo en descender hasta los 50 metros en las aguas del océano atlántico.
El presidente, le dió un abrazo y una palmadita en la espalda y Froilan empezó a ser descendido atado a una ruidosa cadena.
Ya en los primeros metros las cosas pintaron complicadas; pudo sentir con mucha claridad como se le mojaba el cuello desde una pequeña grieta en su precario traje. La campana de la escafrandra comenzó a inundarse con rapidez y al poco tiempo tenia el agua en el mentón y al ratito, ésta le tapo la nariz.
Conciente de su final, trató de aguantar la respiracion y cerró los ojos, apretó con fuerza los puños y se abrazabó a si mismo como queriendo retener el aire en su cuerpo.
El presidente sonreia en la cubierta del "Artigas" y recibia las felicitaciones de todos los invitados.
Diez minutos despues, comenzo el izamiento del héroe. La cara de felicidad de los que alli estaban cambio rápidamente a espanto al descubrir el cadáver de Froilan. El presidente queria disimular, el capitan queria tapar todo con su cuerpo y los marineros querian llorar.
Froilan, en medio de esa muchedumbre, solo queria salir de alli

miércoles, 13 de agosto de 2008

Virtual

No solo hacía 11 dias que no dormía: esa misma cantidad de tiempo había permanecido con los ojos abiertos, sin parpadear, resecos hasta el ardor y ya prácticamente ciegos ("los ojos ciegos bien abiertos", habia cantado).
Los oftalmólogos se habían rendido a sus caprichos y amenazaron con extirparle los ojos como un último recurso para evitar complicaciones que pusieran en riesgo su vida, pero ella se mantuvo firme.
Ella decía ver perfectamente, vivía siempre en primavera, su familia era maravillosa, sus hijos la amaban, su marido la adoraba, su casa relucía y el arco iris estaba permanentemente en su terraza.
La duda era, que lado de las imágenes eran las reales

jueves, 7 de agosto de 2008

Flotantes

"La fuerza de gravedad no existe. La tierra chupa"
(Anónimo)

Hay un lugar impreciso en la llanura pampeana donde los pájaros duermen suspendidos en el aire. Se abrazan con sus propias alas, reclinan la cabeza y simplemente, flotan.
Los científicos, apenas descubierto el hecho, corrieron atropelladamente a ver el espectáculo y a encontrar la explicación ya que para ellos, todo tiene una explicación.
Esperaron pacientemente hasta que un hornero frenó en seco, se acomodó y empezó a dormir. Rápidamente, lo bajaron de un tiro y lo despanzurraron para ver que tenía en su cerebro, en sus tripas o an algún lado, pero el pájaro era exactametne igual a todos.
Asi fue con varios ejemplares, antes de que el animal despertara, lo bajaban, lo abrían y lo estudiaban, pero nada distinto encontraron en ellos.
Consultaron a Buenos Aires, desesperados por la falta de respuesta y les dijeron que preguntaran a algún lugareño, ellos siempre saben todo. Fueron hasta el camino de tierra y encontraron a un tuerto que vivía por ahi. Le contaron el asunto y el hombre, con toda naturalidad, les dijo:
- "lo que pasa, es que la tierra no chupa en todos lados iguales"
Ante la imbatible respuesta, fueron ellos mismos a exponerse a la experiencia. El Doctor en biología se acercó hasta el lugar encantado y quedó atrapado, como los pájaros, en el aire.
Después de varias horas de espera y ante la imposibilidad de bajarlo, fueron a buscar al tuerto para ver que podían hacer.
El tuerto, que los estaba esperando y casi sonriendo les dijo:
- "nadie baja vivo de ahi"

martes, 5 de agosto de 2008

Pequeños monstruos

Las tareas estaban divididas de la siguiente manera: Yo contaba las vueltas que daba la calesita con cada boleto (o sortija).
Mario cronometraba el tiempo de las luces del semáforo. El tano anotaba las puteadas del tipo del taller cuando descubria que le habiamos desinflado las gomas de sus clientes.
Los resultados eran maravillosamente inútiles; la calesita daba 144 vueltas hasta las 2 de tarde y después bajaba a 140 hasta la hora del cierre. El semáforo duraba exactamente lo mismo en cada cambio de luces. Las puteadas eran hacia nuetras madres por la mañana y hacia nuestras hermanas por la tarde, invariablemente.
Este relevamiento terminó como había empezado, de un día para el otro y todos estuvimos mas aliviados, sobre todo por no tener vecino con taller, ni semáforo, ni calesita.

viernes, 1 de agosto de 2008

Ilegible

En el famoso libro guardado en la biblioteca Benito Lynch, del barrio Los Perales, podemos leer lo siguiente:

"...Dios creó a los animales dándoles una forma que pensaba mejorar algun día, cosa que nunca realizó. Los animales jamás evolucionaron y se mantienen como aquel primer día. Lo mismo pasó con las flores, las plantas y los frutos.
Por supuesto, el hombre siguió el mismo cruel destino: ser creado de entre casa para ser corregido en el futuro, el fruto de una semana de aburrimiento.
Pero para Dios, el futuro no existe y por eso nuestra especie se mantiene exactamente igual. Todo lo que está a la vista permanece inmóvil y, de alguna manera, muerto.
Creemos haber "evolucionado". Creemos que los animales tuvieron "adaptaciones" y que las plantas mejoraron.
Sería bueno recordarnos como fueron las cosas..."

El libro, al alcance de cualquiera, permanece sobre el mostrador de la biblioteca.
Nadie se atreve a tocarlo.

sábado, 26 de julio de 2008

Viento cero

Tan simple como lo digo: en mi casa materna, no hay viento, el aire no se mueve.
Eso no quiere decir que el resto de las cosas estén quietas, en absoluto. Enciendo un fósforo y la llama se apaga, dejo una hoja de papel en la mesa y se vuela, las cortinas del comedor bailan constantemente, las lámparas se sacuden.... todo está en un movimiento constante; mi pelo, si bien no es largo, suele despeinarse aún en un lugar tan chico como el baño.
Mi vieja dice que son cosas mías, que ella cierra la ventana y vive tranquilamente, que los fósforos se apagan por que son de mala calidad, que las hojas se vuelan por que yo pasé por al lado, que las cortinas las movió ella, que acaba de limpiar las lámparas y que me peine.
Mi vieja, murió hace 15 años.

jueves, 10 de julio de 2008

Revelado

El fotógrafo se había especialzado en retratar cadáveres; era la costummbre de época recordar a los difuntos de esa manera tan impúdica.
Sin embargo, algunos muertos se enredaban en los maleficios de la fotografía. Esto quedaba evidenciadado al revelar los rollos y notar, por ejemplo, que el finado estaba boca abajo. Mejor dicho: se había volteado entre el momento de la toma y el momento del revelado.
Los verdaderos profesionales, optaban por mentir y decdirle a los deudos que la foto no había salido.
Los valientes en cambio, consultaban con las brujas o con los curas.
En ambos casos la respuesta era la misma: los que se revelaban boca arriba descansaban en el paraíso junto al eterno, mientras que los otros caían hasta el infierno viendo como se quemaban con sus propios ojos.

lunes, 7 de julio de 2008

Muñecas

El taller de don Blas desborda de trabajos pendientes; las muñecas se amontonan en una espera infernal que las nenas del barrio toleran con el único fin de tener nuevamente su preciado juguete en condiciones.
Cómo no maravillarse con los bracitos reparados, las cabezas arrancadas repuestas y las piernas en su lugar, nuevamente.
No hay precio para esa alegría. Los miembros faltantes él los consigue, con tiempo, pero los consigue.
El buen artesano sabe recurrir a todos los trucos y todos los secretos, aunque esto signifique robar algunos restos enterrados del cementerio de niños de Flores.

domingo, 29 de junio de 2008

Tiempo muerto

En la oscuridad, todo es mas grave.
Por las noches, las cosas se agigantan y se nos vienen encima. Las sombras, el viento y el frío pueden ser nuestros peores enemigos.
Cuando entramos al parque de diversiones, estaba en penumbras, era de noche, las sombras nos perseguían y el invierno se mostraba a pleno congelando cada pasamano de aluminio que rozábamos.
La duda mas tremenda era saber por que habíamos entrado ahí si ese parque ya no existía. Parecíamos estar metidos en una pesadilla; sin embargo, pagamos la entrada al señor en la puerta. El detalle fue que los chicos no pagaron, solo nosotros los mayores y hasta se tomó el trabajo de avisarnos que faltaban 15 minutos para cerrar.
Parecíamos idiotas pagando una entrada a un lugar que no existía, en una noche de invierno y a punto de cerrar.
Pero lo hicimos.
Les señalé a mis hijos unas figuras con brillantina descoloridas por el sol y el agua. Eran unos querubines grotescos, con pómulos regordetes y colorados, todos sonriendo y con la cabeza inclinada hacia la izquierda. A mi me fascinaban por que eran contemporáneos de mi infancia, pero mis hijos los miraban con desagrado.
Pasamos por la zona del laberinto de espejos y perdimos de vista por unos segundos a mi hija, que es la menor. Nos gritaba por el miedo y la encontrábamos, pero al querer ir a buscarla la volvíamos a perder de vista y otra vez el llanto y los gritos y la música deforme.
La situación empeoraba y además se vencía el plazo para el cierre. Buscábamos la salida con desesperación pero no la encontrábamos.
Yo estaba realmente muy asustado y tomé aire para gritar.
En ese momento abrí los ojos y me v1 en la cama, destapado y agitado. Miré el reloj y era las 4 de la mañana. Fui hasta la habitación de los chicos y dormían tranquilamente. Mi mujer también dormía.
Volvía acostarme hasta la hora del desayuno.
A eso de las 8 suena el teléfono. Era mi hermano.
Quería saber donde habíamos estado toda la noche. Se cansó de llamar por teléfono. Incluso un vecino le dijo que nos había visto salir.
Todo fue muy raro, pero hubiera preferido que siguiera siendo así por que nos buscaba para darnos una terrible noticia.

sábado, 14 de junio de 2008

Masa

Para el maestro panadero José Bermudez, fue muy fácil deshacerse del cuerpo de su patrón; simplemente lo cocinó en el horno y luego mezcló los restos con la masa preparada para el pan de las 6 de la mañana.
Todos preguntaron por el dueño pero nadie sabía nada. Su familia dijo que había salido de su casa al trabajo pero en la panadería decían que nunca habia llegado.
El encargado del local, ante la impaciencia de los clientes, decidió abrir el local y empezo a despachar.
Mientras, por la ventana, José observaba como algunos ansiosos jubilados empezaban a borrar los rastros de su crimen metiendo la mano en la bolsa para comer el pan calentito.

viernes, 13 de junio de 2008

Hora y cuarto

...”a puro dolor nomás, así habían criado a esos pobres gurises”... (de “Leyendas de las Barrancas”)


Nunca había podido salir de su casa sin tomar su café, bien cargado y con edulcorante. Tampoco olvidaba cepillar sus dientes, ni repasar su peinado varias veces. Revisaba escrupulosamente que todas las puertas estuvieran con llave, que las ventanas hayan cerrado correctamente, y que el piloto del calefón permanezca apagado. Salía a la calle, y caminaba hasta la parada del colectivo en el que sacaría su boleto de 80 centavos con la moneda de un peso que ya había puesto en el bolsillo derecho del sobretodo, el día anterior. Tomaba su vuelto de 20 centavos e inmediatamente iba hacia el fondo, cerca de la puerta trasera, por si acaso había algún imprevisto poder salir primero. Luego buscaba nerviosamente con la vista, la luz roja que indicaba que ventanilla era expulsable y controlaba que el martillo que sirve para romper los cristales en caso de emergencia estuviera en su lugar. A los 20 minutos, estaban en la parada de la plaza que queda enfrente del templo, donde habitualmente subía una señorita muy delgada y morocha que había llamado su atención. Ya estaba en la mitad del recorrido, había pasado media hora mas o menos desde que salió de su casa, y el calor, el encierro y el hacinamiento empezaban a hacer lo suyo. Se sacó los guantes y sintió el frío que entraba por una ventanilla que cerraba mal en sus manos. Ningún asiento se liberaba en su alrededor. Estaba seguro de que iba ir parado todo el viaje. El sobretodo ya pesaba. Los 2 grados de temperatura de la mañana habían sido reemplazados por un sudor frío en la espalda. El café cargado y con edulcorante, era ahora un desagradable sabor amargo en la boca, y rogaba no tener que hablarle a nadie para no hacerle sentir el rigor de un aliento agrio e indisimulable. No faltaba mucho para llegar. El colectivo poco a poco se iba vaciando, se liberaban algunos asientos y el chofer, distendido, hablaba a los gritos con otro que se había detenido en el mismo semáforo, sobre sus proezas con el asado del Domingo pasado, de cuantas vueltas había hecho, y de cuantas le faltaban, preguntaba por el 35, ponía sus manos en la nuca y se estiraba buscando desentumecer sus músculos, hasta que el semáforo se pasa a verde y los libera del compromiso. Al llegar a la parada de su destino baja, cruza la avenida, para en el kiosco a comprar cigarrillos y unas golosinas. Toma el ascensor y mientras revisa que las puertas estén bien cerradas y que nada quede atrapado en ellas; piensa en el alivio que sentirá al sentarse en su lugar de trabajo hasta que nuevamente tenga que volver a controlar que cada pieza encaje en su lugar exacto.

miércoles, 11 de junio de 2008

Sombra blanca

Había un barrio en la ciudad de Buenos Aires llamado Villa Otero. En ese barrio existía un pasaje, una callecita de apenas 50 metros de largo cargada de historias tremendas, de visitantes desaparecidos y de silencios insoportables. El pasaje de la Verdad (así se llamaba), era absolutamente oscuro, aún de día. Ninguna luz salía de él. Tampoco había luz que pudiera penetrarlo; todos los intentos morían en sus propios límites. Yo decidí ir a conocerlo; mi curiosidad fue mas fuerte al temor que me habían inculcado. Llegué un Lunes alrededor de las diez de la mañana, crucé la avenida y ahí estaba. Me acerqué todo lo posible y traté de descubrir algún vestigio de luz, algún destello, algo que desacreditara aquella historia insostenible. Pude ver algo. Claramente. En el interior de ese punto oscuro había algo. Era una sombra, una sombra blanca. Una silueta casi humana que hacía ademanes. De pronto parecía llamarme como si pidiera auxilio y al rato (yo estaba seguro) me echaba. Estaba mirando la sombra cuando alguien me llamó golpeándome en el hombro muy desagradablemente. Era un hombre alto, con un saco con coderas que le quedaba corto de mangas y anteojos oscuros. Me miró por encima de los vidrios y me dijo con la más absoluta claridad y certeza: -“No mire mas, no hay nada” Se acomodó los anteojos y penetró en el pasaje. Volví a mirar, pero la sombra blanca ya había desaparecido.

Sombra blanca

Había un barrio en la ciudad de Buenos Aires llamado Villa Otero.
En ese barrio existía un pasaje, una callecita de apenas 50 metros de largo cargada de historias tremendas, de visitantes desaparecidos y de silencios insoportables.
El pasaje de la Verdad (así se llamaba), era absolutamente oscuro, aún de día. Ninguna luz salía de él.
Tampoco había luz que pudiera penetrarlo; todos los intentos morían en sus propios límites.
Yo decidí ir a conocerlo; mi curiosidad fue mas fuerte al temor que me habían inculcado.
Llegué un Lunes alrededor de las diez de la mañana, crucé la avenida y ahí estaba. Me acerqué todo lo posible y traté de descubrir algún vestigio de luz, algún destello, algo que desacreditara aquella historia insostenible.
Pude ver algo.
Claramente.
En el interior de ese punto oscuro había algo.
Era una sombra, una sombra blanca. Una silueta casi humana que hacía ademanes.
De pronto parecía llamarme como si pidiera auxilio y al rato (yo estaba seguro) me echaba.
Estaba mirando la sombra cuando alguien me llamó golpeándome en el hombro muy desagradablemente.
Era un hombre alto, con un saco con coderas que le quedaba corto de mangas y anteojos oscuros.
Me miró por encima de los vidrios y me dijo con la más absoluta claridad y certeza:
- “No mire mas, no hay nada”
Se acomodó los anteojos y penetró en el pasaje.
Volví a mirar, pero la sombra blanca ya había desaparecido.

lunes, 9 de junio de 2008

Aviso

Poesía no es esto
No es poesía.
Acabara en un cesto,
Al sexto día

De intentar plasmarla
En una hoja
En blanco acabarla
Cuando la musa escoja

Perdón, vergüenza, mentira
escrita
Sin verdad, vacía delira,
Grita.

jueves, 29 de mayo de 2008

La mudanza de la casa vacia

La verdad es que no supimos manejar la situación con respecto a como le decíamos a la abuela que el abuelo Carmelo había muerto.
Nosotros suponíamos que la frágil salud que sufría servía como preaviso para cualquiera, incluso para la ella. A eso le sumábamos el tema de la edad; ochenta años siempre parecen ser suficientes para morirse.
Pero habíamos olvidado que nuestra perspectiva cronológica no es igual a la de la abuela. Para ella seguían siendo dos adolescentes recién casados, para los que todavía faltaba mucho para el tiempo de los disgustos.
El sol entraba a pleno por el techo corredizo de la camioneta, y calor creaba un clima agradable para ese otoño tan bravo que habíamos tenido.
Mientras pensábamos mil maneras de dar la noticia, y sin quererlo, nos íbamos acercando a donde nunca queríamos llegar, a la casona de patio generoso y galerías frescas, llenas de hortensias y de jazmines, con la cucha del Boby en el medio del camino y la mesa hecha de recortes de mosaico a un costado.
Estacionamos en la puerta y la abuela, que siempre venía a abrir sin esperar a que la visita tocara el timbre, extrañamente, esta vez no salió. Se quedó esperando en la cocina, a que llamáramos nosotros, a que tengamos que molestarnos hasta ella si es que queríamos darle una mala noticia.
Después de escuchar el timbre que sonaba con insistencia, tomó envión en los apoya brazos del sillón y se acercó arrastrando los pies hasta la puerta de calle. Antes de llegar tuvo el detalle de cortar una hoja seca del jazminero y tirarla al suelo. Miró las ramas de la parra diciéndose que había que podarla. En realidad, ya no sabía en que mas detenerse.
Así, cumpliendo con todo ese protocolo burocrático, llegó a la puerta. Nos obsevó a través del vidrio recortado, giró la llave y abrió. Se quedó callada como esperando que nosotros habláramos primero, pero la angustia se nos notaba en al cara y la garganta se inundaba de lágrimas que no podían salir por los ojos.
Nos miró fijamente y desde la autoridad que le daban sus 80 nos dijo: "Ustedes vienen para decirme que se murió el abuelo”.
Ante semejante convencimiento, no tuvimos mas que silencio y espasmos de cabeza gacha por la vergüenza que nos daba no saber remontar la situación. Pero siguió hablando, con nosotros malamente fascinados por su entereza.
"No me digan nada. Fue a las 5 de mañana. Yo estaba durmiendo y a esa hora, de noche todavía, un pájaro se paró en la parra y empezó a cantar. En el campo dicen que si un pájaro canta de noche, es señal de que alguien de la casa se va a morir."
Nosotros seguíamos ahí, petrificados. Fue hasta la cocina, volvio con un bolso y nos dijo que hagamos de cuenta que se había ido con el abuelo.
Esas fueron sus últimas palabras. Caminó para el lado de la avenida, dobló en la esquina y nunca mas volvimos a verla.
El resto de la familia nunca nos perdonó nuestra actitud, pero por mas que contemos como fueron las cosas, nunca nadie va a entender como son las cosas vistas desde el lugar donde el vacío ocupó todos los lugares.

martes, 27 de mayo de 2008

Gajes del oficio (cuento leido)

La mayoría de los cuentos aqui publicados están grabados en audio; el motivo inicial de esta práctica era que tuvieran acceso las personas que no podian leer. Luego use muchos de estos audios para mis frustrados programas radiales y finalmente duermen en mis propios CD. Este es el primero que subo en ambos formatos (texto y audio). Si puedo, ire subiendo de a poco los demas que ya fueon publicados aqui mismo..
Gabriel F Gamboa

GAJES DE OFICIO

El empleado apoyo sus manos sobre el abdomen del cadáver, sin saber que cuando el aire pasa por la garganta, mueve las cuerdas vocales y el muerto emite un "OOOOOOOOOOO" corto y seco.
El empleado renuncio inmediatamente a su trabajo y el jefe rió a carcajadas por la nueva víctima.


AQUI EL AUDIO

Lucia (para ella la guerra nunca terminó)

Lucía vivió prisionera. De su padre primero. De su marido después. De sus hermanos mas tarde. De sus sobrinos al final. Al ser la mayor, soltera y sin hijos, se convirtió en la “segunda madre” de todos como si esto significara algo para ella.
No. De ninguna manera, no es ni siquiera una ventanita en lo alto de su celda.
Algunas noches, sueña que se despierta y cierra la puerta por donde entra el frío de la frustración, para después volver a dormirse plácidamente. Otras, que vuelve a su pueblo y la están esperando con los brazos abiertos y que todo permaneció extrañamente igual, detenido en el tiempo, recordándola.
Cuando despierta, tiene que esforzarse para darse cuenta de que no es una monja de clausura, y que los votos que practica son contra su voluntad. Y se da cuenta que es mas fácil crear un imperio que liberarse de él.

sábado, 24 de mayo de 2008

El tucu

...”al mundo nada le importa,
yira, yira”..
.
E. S. Discepolo


El hombre estaba sentado en la plaza que está frente a Tribunales. Desde allí tenía la perspectiva justa que daba a la casa de electrodomésticos donde en los televisores daban un documental de Jaques Costeau. Veía las imágenes del fondo del mar y se hacía su propio relato imposibilitado de obtener el audio. Se distraía bastante seguido con las minifaldas de las secretarias que a esa hora se apuraban por llegar a horario al trabajo. Cuando terminó el documental, pusieron un partido de fútbol europeo, pero esta programación lo aburrió enormemente. Se levantó y empezó a caminar hacia Cerrito en busca de dos cosas: algo para comer y un poco de sol por que las sombras ya habían invadido la plaza y el frío se hacía sentir por mas que tuviera dos pares de guantes.
Instalado ya en la plazoleta que hace de la 9 de Julio la avenida mas ancha del mundo, según infundadas creencias porteñas, se dedicó a observar el tránsito en dirección a Retiro, de espaldas a Constitución. Tomó un trago de la cajita de vino tinto que tenía debajo del sobretodo que le había robado a otro vago en una pelea en el comedor de noche hace una semana, y se quedó ahí sentado, pensativo, aburrido, recordando su llegada a Buenos Aires, justamente ahí en Retiro cuando llegó de Tucumán dispuesto a trabajar de cualquier cosa con tal de juntar unos pesos. Lástima que nunca pudo encontrar al amigo de su primo, que lo iba a ubicar en una fábrica de tela engomada de Valentín Alsina para encargarse de la limpieza. Pero esta ciudad es tan grande para su acotado sentido de ubicación... ahora mismo, después de 10 años acá, todavía no se sabe ubicar bien para llegar al comedor y el tránsito le da miedo. El ruido lo pone muy nervioso. Tanto, que hay veces que prefiere no comer para quedarse tranquilo.
Mientras va llegando la noche, se va arrimando hasta el banquito que está justo entre las dos torres mas altas de la ciudad. Hoy tampoco irá al comedor; en todo caso si consigue algo por ahí, comerá y si no, no.
El viento que corre en su improvisado dormitorio es impresionante; los edificios parecen soplar sobre él, que se cubre como puede con una caja de cartón. Cada tanto logra dormir unos minutos, hasta que el frío lo vuelve a despertar. Y eso que hoy no llueve. Ayer un cartonero le enseñó que si se pone una caja sin desarmar en la cabeza, puede mínimamente calentar el aire que respira y dormir un poco mas.
Y le hizo caso. ¡Y el tipo tenía razón!. Durmió sin interrupciones. Y hasta soñó que justo que el tren salía de Tucumán para Buenos Aires, su madre lo llamaba desesperada pare decirle que se quedara.
Y nunca mas pudo despertar de ese sueño.

viernes, 23 de mayo de 2008

Memere y el agua

...”a tense workplace is a productive workplace”...
Mr. Burns




Abel Memere nunca había aprendido a nadar. A los 3 años tuvo su primer espanto al no poder mantenerse en pie en una pileta de club barato; con el agua hasta el mentón y el fondo lleno de musgo, patinó y se hundió varias veces, introduciendo bocanadas de agua en cada inmersión con un ruidoso ronquido asmático que provocaba la risa y la burla de los mayores que estaban con él. Y como en sus pesadillas, trataba de gritar y no podía.
Siempre recordó aquel día, e hizo todo lo posible para olvidarlo.Pero los miedos nunca se van y a la vez siempre regresan.

jueves, 22 de mayo de 2008

Dientes

Con la mayor naturalidad del mundo, levante con mi mano derecha la cabeza de quien sabe que decapitado que habia rodado hasta mi.
Meti el pulgar en su boca y la palma por debajo del mentón para poder tirarlo como si fuera una bola de bowling.
En ese momento me di cuenta de que el craneo, era de una niña. Una niña conocida por mi, pero que no podia identificar.
La cabeza, que aún latía, cerró fuerte la boca lastimando mi dedo. Grité por el dolor y al rato, unos minutos, cedió el mordiscón.
Supuse entonces que en algún lugar del mundo, el cuerpo decapitado de una niña acababa de morir.

viernes, 16 de mayo de 2008

La particular vision de Miguel

Otra vez la sombra. Miguel podía verla, la tenía allí, en el rabillo del ojo, pero no quería girar la cabeza para que no desapareciera. Su mujer estaba cansada de decirle que fuera al oculista, ese derrame no le gustaba nada y amenazaba hacerle estallar el cristalino en cualquier momento. Pero Miguel estaba mas preocupado por averiguar de donde provenía la sombra y, sobre todo, quien miraba a quien. Le contaba a sus amigos mas íntimos que creía que la sombra que él veía era una imagen de algo en su interior y que si descubría que era, la haría desaparecer y posiblemente también desaparecería su derrame que ya parecía tener vida propia; lo sentía latir dentro de su ojo, extendiendo este latido hasta el párpado. La sombra, lo acompañaba a todos lados y a veces hasta creía que la gente también la veía, y sentía que todos apuntaban su mirada ahí, y que lo que para los demás era un simple y molesto derrame, para él era una presencia mucho mas abarcativa, un vigia de sus pasos y sobre todo de sus pensamientos. Tenía mucho miedo de que la sombra terminara cubriéndole todo el ojo, e inclusive que se mudara al otro, sin dejar este, como los hongos, y acabaran finalmente en muchas sombras extendidas en toda su visión. No hay nada mas distorsionado que la propia visión de los defectos; en este caso, ver “a través” de la sombra no es lo mismo que mirar “hacia” ella. Cuando llegó la noche, Miguel se acostó a dormir y a pensar en resolver su problema. Le molestaba mucho las miradas enfocadas directamente en su ojo, parecía que nadie le prestaba atención y esto lo deprimía. Fue con este pensamiento que cerró los ojos, el sano y el de la sombra. Se durmió enseguida y muy pronto empezó a soñar sueños muy psicodélicos con figuras inexplicables e indescriptibles enredadas entre sí y teñidas saturadamente de colores muy brillantes, mezclados en una obscena orgía cromática que lastimaba la visión. En el tiempo que duró este sueño, la sombra no apareció, recluida y dominada por la desfachatez de los colores que esta vez jugaban de local. Cuando despertó, Miguel pensó que estaba muerto: todo estaba a oscuras y creyó que aún no había abierto los ojos, pero al tocarlos sintió la humedad del cristalino y comprendió que la sombra había sido, por lo menos en ese sueño, el colmo de la discreción.

El hombre intocable

El pobre hombre no había podido convencer a nadie de su propia muerte; todos lo soñábamos siempre vivo y le recriminábamos que mintiera, por que estaba vivo, ahí lo veíamos, muy campante regando las plantas. Sin embargo nadie dudaba sobre su dolor de los últimos años al enfermarse de un cáncer doloroso e implacable, mas la muerte de su madre que mal predijo que ella moría para que su hijo se salve, obviamente convencida de que Dios compensaba así las cosas. El pobre hombre tampoco pudo descansar los primeros años de su nuevo status de muerto, ya que una huelga municipal hizo llevar su cuerpo a un depósito provisorio en el cementerio de la Chacarita, y recién después de un año pudo ir a su destino final en las galerías de nichos en Flores. De todas maneras, a los cinco años su cuerpo fue cremado al vencer el plazo de conservación en el cementerio, y sus cenizas ni siquiera fueron reclamadas por sus familiares. Por suerte tuvo siempre el recuerdo de la mujer que lo había amado en silencio y que vanamente había esperado que él cambiara su elección de celibato por amor a ella. Pero hasta eso le perdonaba; así era el amor que sentía por él. Y tuvo la constancia de recordárselo en cada aniversario de su muerte, colocando una rosa en su tumba. Para el pobre hombre ya era tarde. Posiblemente veía la rosa, pero no podía tocarla. Solamente salía a pasear por nuestros sueños que él convertía en pesadillas, cuando por las noches nos despertábamos llorando por haberlo visto sin poder tocarlo.

domingo, 13 de abril de 2008

La vuelta mas larga (cuento)

En mi barrio había una hermosa calesita: el calesitero administraba las dosis de sortija con maestría y siempre regalaba una vuelta al que se estaba por ir mientras intercalaba canciones de moda con otras mas viejas y bochincheras; o de las clásicas para chicos, pero interpretadas por las ardillitas.
El invierno era el inevitable e imbatible enemigo que me alejaba del lugar que tanto me gustaba. Sin embargo ese año tuve un raro privilegio: era Lunes y había faltado a la escuela por motivos que ya no recuerdo. Como a las once de la mañana, después de hacer los mandados, pedí permiso para ir al campito donde estaba la calesita. Quería aprovecharla y tenerla toda para mi solo, tener la sensación de poseerla y si me daba permiso el pudor, pedirle alguna canción al calesitero.
Llegué y era el único. Todos mis amigos estaban en el colegio y además hacía frío. Saludé, compré mi boleto y me fijé si era capicúa por que eso me daba derecho a una vuelta gratis pero no, no era.
A pesar de tener todo a mi disposición, elegí el mismo caballito rojo de siempre. Lo monté y arrancó la música. Casi instantáneamente, comenzó a girar la calesita. La velocidad aumentó, de a poco pero sin pausa.
Al pasar por la casilla del calesitero, me pareció que éste no estaba.
Era algo raro, pero a la calesita no le importó y siguió girando cada vez mas rápido. Al pasar nuevamente ya no tuve dudas de que el señor no estaba y hasta pude ver la puerta cerrada con candado.
Me pregunté que estaba pasando. La velocidad aumentaba y todo estaba desapareciendo. Mi caballito de madera perdía sus arneses por culpa de la aceleración y la cara de Pinocho (la que estaba en el centro) salió volando cortando el aire.
El paisaje perdía su color, todo era gris y polvoriento y yo en el medio aferrado a mi fiel caballo que se resistía a salir despedido, aguantando mis gritos de terror dirigidos a nadie por que nadie había, mientras la música se deformaba haciendo sonidos estridentes y gomosos.
Los bulones que sujetaban al caballo empezaron a aflojarse justo en el momento en que yo empezaba a llorar.
No quería bajarme de él, así que lo abracé con más fuerza asegurándome su compañía; después de todo era el único que no me había abandonado.
En pocos segundos, los dos fuimos arrancados de la base y salimos brutalmente despedidos. A esta altura me pareció ver a mi caballo cerrar sus ojos también, pero pensé que me estaba volviendo loco. Sin embargo logré mirarlo mas detenidamente y no solo los había cerrado por el miedo si no que él también estaba llorando. Lo abracé como para consolarlo mientras seguíamos viajando hacia quien sabe donde.
De pronto, chocamos contra algo.
Y algo mas.
Y otra vez.
Por fin había un cambio después de esos segundos eternos. Pensábamos que nada podía ser peor que lo que nos había pasado. Abrimos los ojos (él y yo) y vimos a miles de chicos con sus miles de caballos en ese lugar al que habíamos llegado, vagando, sin rumbo aparente. Ninguno lucía preocupado, pero tenían los ojos vacíos.
Uno de ellos que parecía ser el líder se nos acercó, sin arrimarse demasiado y nos hizo una seña inequívoca e irresistible con la cabeza para que lo sigamos.
Nos guió rápidamente hasta el borde de lo que parecía ser una piscina. Al acercarnos, notamos que en realidad era una especie de lente enorme, como un prisma, desde donde podíamos observar todo lo que quisiéramos sin ser vistos.
Pude ver con absoluta claridad el aula donde yo ya no estaba, el techo de mi casa, la plaza con el ombú y curiosamente, el campito donde todavía estaba la calesita, que estaba sin chicos, con solamente el calesitero y la música que ahora se escuchaba clara y agradable.
Tuve un gesto miedoso y tosí con nervios. Abracé nuevamente a mi caballo y cerré los ojos tratando de volver allí.
Para cuando los abrí, ya formaba parte de ese ejército de chicos.

sábado, 12 de abril de 2008

El enfermito (cuento)

...”y sin embargo se mueve”...

Galileo Galilei

Los habitantes del pueblito de Ministro Brinn, pensaban que el mal pernoctaba a la vuelta de la esquina. Podían sentirlo en sus pellejos cuando a la noche los gritos enloquecidos de “el enfermito” hacían aullar a los perros. Ministro Brinn estaba lo suficientemente aislado como para que nadie prestara atención a sus problemas domésticos.
“El enfermito” era un hombre alto, siempre despeinado, con la ropa sucia y los zapatos rotos; un típico linyera en una gran ciudad, y todo un personaje en un pueblo donde la emoción mas grande era el paso del tren, cuando pasaba. Vivía solo en la habitación de una casona ocupada, donde el abandono asomaba por todos los rincones. Nunca había tenido mayores problemas de convivencia, mas allá de los gritos y la suciedad. Siempre andaba solo, hablándose y realmente no se metía con nadie. Vivía de lo que los vecinos le daban y vagaba de un lado a otro del pueblo pidiendo cigarrillos y levantando colillas de la calle. No tomaba alcohol, aunque para muchos pareciera que vivía borracho por su andar errante. No faltaba ningún Domingo a misa de 11 y cantaba a viva voz todas las canciones de la Iglesia. Rezaba de la misma manera y permanecía de pie durante la consagración. Saludaba a no menos de 20 personas cada vez que llegaba el momento de darse la paz, el único momento en que podía tener un contacto cercano con otra persona. Era acreedor de los miedos de todos los niños del pueblo y el protagonista de todas las amenazas para el que no quisiera acostarse temprano, bañarse o tomar la leche.
Cuando a fines de los 80 apareció el cadáver de la hija de los Mancuso, el pueblo se convulsionó; no estaba preparado para semejante cosa, esto no era Rosario ni Buenos Aires donde estas cosas pasan a menudo y donde la gente conoce las reglas del juego.
Claudia Mancuso tenía 8 años, estaba en 3º grado en la escuela estatal, también iba a misa (obligada por el preparatorio para la primera comunión) y practicaba natación en el club “Villa San Jorge”.
No se sabe bien por que ese día de Noviembre apareció en la habitación de “el enfermito”. Posiblemente los dichos de los demás, mas su curiosidad y su alma inocente la llevaran hasta allí. Sintió algo de miedo, sin embargo entró. Él la vio y se sorprendió un poco, pero la hizo pasar .Estuvieron un buen rato hablando y riéndose, cantando las canciones de la Iglesia que era lo único que aparentemente tenían en común. Ella pensaba quedarse unos minutos y volver a su casa, pero él sabía que cuando los padres se enteraran, volverían para golpearlo, como lo había hecho su madre y su padre en su niñez, con saña y haciéndolo pedir perdón de rodillas por no haber hecho nada.
Entonces sintió que no podía dejar que se vaya y se estremeció. No había muchas opciones para retenerla ni posibilidades de dar explicaciones a nadie.
Al fin de cuentas, la fatalidad los había juntado en el lugar equivocado y justamente él, “el enfermito” no iba a ser quien se atreviera a desafiar lo que ya estaba escrito.
Cuando llegó la policía, Claudia Mancuso ya estaba muerta. Su cráneo no había soportado el golpe seco de un fierro en T de 2 pulgadas, que alguna vez había sostenido una tabla donde descansaba la imagen de La Madre Dolorosa. “El enfermito” estaba al lado del cuerpo, con el fierro entre las manos manchadas de sangre caliente a punto de fraguar. Gritaba frases que nadie entendía, y trataba de dar alguna explicación a lo que había pasado.
El juez lo declaró inimputable y la familia Mancuso juró venganza. El libreto implacable del destino sería cumplido al pie de la letra.

lunes, 24 de marzo de 2008

La esposa de Luis (cuento)


...”mis pies andan y mi cabeza los guía donde
mis manos recuerdan tu piel”...
G. Alais





El Señor Luis había:

a) Cenado
b) Levantado la mesa
c) Apagado el calefón
d) Lavado sus dientes
e) Abrigado su cuerpo
f) Saludado a su esposa, a quien:

1) Juró matar
2) Despreció con toda su alma
3) Clavó un puñal en su corazón
4) Escondió en los fondos de un bar
5) Nunca perdonó su infidelidad.

Por que el Señor Luis era:

• Metódico
• Preciso
• Ordenado
• Austero
• Prolijo
• Imperturbable
• Trabajador

En cambio, las crónicas policiales hablaron de un tonto crimen pasional.

martes, 11 de marzo de 2008

Lo relativo (cuento)


Avanzo, pero el paisaje avanza conmigo y, desde tu perspectiva, permanezco inmóvil. Mis piernas están cansadas y mi corazón se agota; también mi voluntad.
Puedo demostrarte que estoy en movimiento pero no me interesa; ya lo ves, es solo una cuestión de apreciación.
También podría detener el mundo, pero la inercia haría caer a los demás y no creo necesario el sacrificio.
En cambio, podrías avanzar conmigo y ver como permanecemos inmóviles para los demás sin que nada nos importe.

sábado, 1 de marzo de 2008

Kuroki, casi un aviador (cuento)


...”yo te espío, pero me descubrís. No lo noto,
y el juego sigue indefinidamente”...

G. Olgado







Habían pasado varios días desde que los principios de la fusión nuclear se vieran contundentemente demostrados sobre 100.000 japoneses. Para esa época, el Sr. Kuroki se había alistado en el Escuadrón de Aviadores Kamikaze, esperando ser convocado para cumplir con su misión.
Si bien era un hombre valiente, íntimamente deseaba que algo hiciera frustrar esta posibilidad, un sentimiento parecido al Cristo de los cristianos, quien recibió como única respuesta el silencio de su padre (que finalmente lo llevó a la muerte) cuando lo asaltó la duda del terror de la cruz.
Cuando el Sr. Kuroki ingresó al escuadrón, formalizó los juramentos de lealtad a la patria y al Emperador, renunciando con esto a su propia vida, y tomó un breve entrenamiento de manejo de aviones. No se sentía muy distinto a cualquier combatiente, de alguna manera todos son kamikazes dispuestos a morir o a convertir en héroe al enemigo. La diferencia estaba en que él era su propia bala trazadora que irónicamente nunca sabría si había dado en el blanco. Tampoco iba a tener un avión con las marcas de los barcos hundidos en el fuselaje, ni podría ver como la ciudad se viste de flores en su honor.
Cuando el día de la rendición llegó (un vocablo que no figuraba en la imaginación de nadie), sintió un gran alivio. Sus dudas ya no lo molestaban ni se planteaba cuan leal al emperador era. Se volvió a meter en la vorágine de la rutina y siguió con su trabajo de mantenimiento en un edificio público, donde también vivía.
Sus vecinos nunca sospecharon lo que este hombre hubiera sido capaz de hacer.

martes, 12 de febrero de 2008

Los navegantes del rio ritual (cuento)


El anciano, el viejísimo de la secta, había dictaminado que el niño que acababa de nacer moriría exactamente dentro de ocho años, dos meses y un día, al anochecer como era lo habitual.
Este niño, moriría aun antes que el anciano, a quien le quedaba en su haber todavía mas de diez años, según lo habían decretado cuando él nació, siguiendo con la vieja tradición que dejaba en el mas viejo de la secta la tarea de dictaminar cuando deberían morir cada niño que naciera.
Esta particularidad hacía que el concepto de ancianidad, de vejez, madurez, juventud y todo lo que tuviera que ver con el paso del tiempo, quedara absolutamente desencajada y sin sentido. Cada uno tenía su tiempo exacto de permanencia en el mundo y nadie moriría antes ni después.
La vida de cada uno era regida por esta predestinación, donde no existía el azar y cada persona asumía su futuro de diferentes maneras. Estaba quien cargaba con el peso de conocer el momento exacto de su muerte y quien lo tomaba muy alegremente, sabiendo de antemano que tenía una preocupación menos, y resuelta una de sus dudas existenciales.
La muerte por decreto y a días vista, era una manera de blanquear algo oculto y negado y hablaban de ella con total naturalidad como si fuera un miembro mas de la secta.
La persona que había llegado a su último día, marchaba sola al Río Ritual y nadie lo acompañaba en virtud de ser la muerte un paso mas y conocido desde el nacimiento con fecha y hora.
Allí, en la orilla, lo esperaba el viejo, que se encargaba de recibirlo y ahogarlo sin mas trámite. Luego la corriente se llevaba el cuerpo y nunca mas se sabía de él.
Los motivos de la desaparición de la secta nunca se conocieron. Los únicos elementos que encontraron los arqueólogos, son un par de dados que aparentemente eran los que usaba el viejo-verdugo para ponerle fecha a la muerte de cada uno; unas inscripciones que parece representar listas con nombres, no se sabe si de nacidos o de muertos por que estas palabras no se diferenciaban mucho entre sí en el concepto que la secta tenía de ellas y algunos testimonios de pueblos vecinos.Posiblemente, según los estudiosos, hayan sido aniquilados por organizaciones vecinas que se hayan horrorizado ante la idea que hubiera alguien que no le temiera a la muerte.

Gabriel F Gamboa

miércoles, 6 de febrero de 2008

Final (cuento)


¿Qué queda mas lejos que el horizonte?
Yo conozco ese lugar: ahora estoy ahí, pero no vuelvo.
Muchas veces lo intenté, pero en este desierto helado no hay caminos.
Ninguna música acompaña mi paso; las luces, dejaron de brillar hace tiempo.
Esto está demasiado oscuro, silencioso, y sin embargo siempre a punto de estallar.
Tal vez sea eso lo que lo vuelve magnético, hipnótico y me atrapa, me abraza, me seduce y me invita a
Ya no mas, salir de él.

viernes, 11 de enero de 2008

Hombre de piedra (cuento)


Simón miraba, escondido atrás de una piedra, como Jesús se retorcía en su cruz a punto de arrancarse las manos y los pies. Pedía agua a los gritos y no quería quedarse solo.
Simón (o Pedro) tenía todavía el eco de la negación de su maestro masticándole la conciencia y tuvo que contener su arrebato para no ir a desclavarlo él; pero esto le hubiera costado muy caro. Prefirió dejarlo colgado e irse a seguir con su trabajo y dejar que Dios, el del cielo, se encargara de su hijo.
Pedro (o Simón) olvidó con lo años aquel suceso y el autotitulado “Rey de los judíos” fue desclavado y enterrado en el cementerio de la ciudad, pasando a ser otro falso profeta.
Pedro pidió ser cremado al morir, y que sus cenizas fueran esparcidas en el mar, donde compartiría su última morada con los peces.Estaba seguro que estos animales nunca lo iban a olvidar.

lunes, 7 de enero de 2008

Segunda parte (cuento)

ACLARACION:
Jorge era mi mejor amigo.
Murió trágicamente en un accidente automovilístico hace una semana.
Su mamá, que me conoce desde los 10 años, me pidió que continuara el cuento que su hijo había comenzado.
Ella sabe de mi gusto por la literatura y también que soy quien más conoce a su hijo muerto. Nos habíamos encontrado en los últimos años de la primaria, y descubrimos juntos el placer de ir al cine solos por primera vez, con las historias de “King Kong” o “El búfalo blanco” como protagonistas.
Con él aprendí a odiar el té con leche y las clases de inglés particular al tiempo que empezábamos a aprender a andar a caballo, un privilegio que nos regalaba su papá, empleado en el matadero.
Criábamos “sea monkeys”, cazábamos moscas, alimentábamos arañas, leíamos historietas, nos reíamos con la Pantera Rosa, inventábamos dibujos animados en los bordes de los libros, buscábamos la palabra “culo” en el diccionario, corríamos carreras con las bicicletas o a pie, nos reíamos de los grandes, alquilábamos libros en la biblioteca municipal y tirábamos piedras.
No puedo fallarle a esta mujer dolorida.Acepto el pedido y el desafío, y comienzo a escribir esta historia, la que comienza en la primera línea de este relato.