sábado, 4 de septiembre de 2010

Tigres

- No todos los tigres son malos, dijo el Centurión.
Ayer por ejemplo trajimos uno nuevo desde el sur y puesto sobre la arena del circo, solo dió vueltas alrededor de una niña cristiana sin siquiera tocarla. La niña no dejó de llorar hasta que otro tigre, menos ceremonioso o mas hambriento, se la devoró.
Una nueva mártir y una nueva santa.
¿Y el tigre bueno?, preguntó el soldado.
- A ese lo mataron los soldados.
La historia del imperio jamás perdonaría una traición.