viernes, 28 de noviembre de 2008

Estadísticas

Probablemente la manera mas salvaje y a la vez mas efectiva de ejercer la medicina haya sido la que se practicaba hace muchso años en algunos pueblitos del interior.
Esta medicina postulaba que la enfermedad o los síntomas de ésta eran nada mas que caprichos momentáneos de la mente y que una vez conformado este capricho, la enfermedad o el dolor, desaparecían.
De esta manera, si alguien se quejaba de un dolor de muela, el médico, le rrancaba sin anestesia otra muela o un diente.
Si la persona estaba afectada por una conjuntivitis, un enfermero de la guardia podía por ejemplo, hechar limón en los ojos o sal en caso de que los limones estuvieran caros.
Asi con todo: para los higados inflamados, dieta de chocolates, para los miopes lecturas de guias telefonicas, para los hipertensos sal, para las hemorroides pantalones blancos, etc.
El método finalmente dió resultado: la gente no declaraba sus enfermedades y el sistema de salud de esos pueblos se convirtió en el mejor del mundo

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Talion

La ley del talión se habia aplicado al extremo. Todo aquel que estuviera sin mutilaciones era sospechado de mentiroso o por lo menos, de extranjero.
Los castigos iban desde arrancar un ojo por mirar a la mujer del projimo, hasta el corte del dedo índice por tener esa horrible costumbre de señalar.
Pero tambien se castigaba la mediocridad y la ineptitud.
Y nadie moría.
Eso era lo realmente insoportable

domingo, 9 de noviembre de 2008

El enano sin piernas

El miedo que nos metían a fuerza de mentiras durante nuestra infancia, tuvo su punto mas alto de intensidad el día que mamá nos contó la famosa leyenda del enano sin piernas.
En ella nos contaba que durante la noche, un enano mutilado arrastraba sus muñones por el patio de tierra de casa empujándose con los puños de las manos buscando pibes que no dormían para llevárselos a su casa y comérselos.
La historia se volvía muy creíble en la oscuridad silenciosa de la noche, donde podíamos oir como el enano se arrastraba. Entonces, cerrábamos lo ojos con fuerza hasta que nos dolieran tratando de dormirnos.
Al dormirnos, se nos aparecía el enano y su cara diabólica, esperando que bajáramos de la cama para devorarnos.
Ya no sabíamos, siquiera, si estábamos despiertos o dormidos.

martes, 4 de noviembre de 2008

Descoloridos

A finales del siglo XVIII, el último esclavo negro llegó al incipiente gran imperio.
La raza negra, habia ya desaparecido de la faz de la tierra diezmada por el contrabando de personas.
Los traficantes se prometieron no difundir esta noticia y comenzaron a capturar a cualquier persona, pintarla de negro y venderla como tales.
El gran imperio, distraido, prefirió no darse cuenta de las insostenibles diferencias.
Pero extrañaban esa música.