lunes, 31 de diciembre de 2007

Paul, el poeta oficial

El contra almirante, lo sabía.
Era famoso, y en Europa se lo consideraba un cretino y cobarde dictador sudamericano que no tardaría mucho tiempo en ser apresado.
Sin embargo, seguía enfrascado en su idea de sacar del poeta Paul Lellà, los poemas mas inspirados para publicar el libro que su esposa editaría con los versos robados al escritor, secuestrado en uno de los galpones de la Marina de Guerra, alejado de todos y de toda posibilidad de escapar.
En la mañana del Viernes, el marino se paró delante de Paul y luego de golpearlo en la cara con el puño, le ordenó que escribiera algo relacionado con los niños y la dulzura.
Paul estaba confundido y aturdido por el golpe, pero trató de componer algo que dejara conforme al contra almirante.
Èl era su rehén, es cierto, pero también era el dueño de los versos que el marino quería poseer.

“Es la infancia la oportunidad
de quien nada tiene.
Y la ignorancia y la maldad
Del que por ti viene”

El contra almirante se lo llevó anotado en el cuaderno que había mandado comprar para ese fin, y por la noche se lo entregó a su esposa.
Ella lo leyó minuciosamente, dio su aprobación y le encargó para el Lunes alguno que hablara sobre la libertad.
El Lunes siguiente amaneció nublado y frío, frio que Paul podía sentir entrando por debajo de la puerta.
Nada quería más que estar afuera.
El marinero abrió la puerta y sin decir nada pateó al poeta en la cintura, luego en los testículos y por último en la cara, al tiempo que le ordenaba escribir el poema encargado el Viernes.
Paul, aullaba de dolor. Sin embargo se incorporó.
“¿Usted cree que yo puedo escribir algo bueno en estas condiciones, almirante?”, le dijo.
El marino, se puso furioso. Volvió a golpear a Paul en todo el cuerpo y ordenó a un subalterno que lo picaneara hasta el desmayo, pero que no lo matara. Paul tenía un tesoro adentro y el almirante lo necesitaba.
El poeta fue llevado a la sala ubicada frente a la celda. Lo acostaron en una parrilla de metal y empezaron a aplicarle las descargas eléctricas, pero Paul no estaba bien de salud y murió en la segunda sesión.
El marino se enteró a los pocos minutos y mandó encarcelar a su subalterno por no haber cumplido la orden.
Paul se había llevado su tesoro.
El militar, embriagado por el odio, escribió sus propios versos sobre la libertad, para no tener que enfrentar a su esposa y terminar así de una vez por todas con el libro.

“No eres ni libre, ni esclavo
ni dueño del pasado
ni del futuro que prestado
tendrás que devolver fracasado”

La esposa del almirante, leyó los versos y, lapidaria, sentenció:
“ya podés deshacerte de ese escritor. Ha cambiado su estilo y el que ha tomado es despreciable”. Habrá que buscar otro.

domingo, 30 de diciembre de 2007

Elvis Presley vivo en Buenos Aires (nadie me lo contó)


Primero hice un corto viaje hasta Parque Leloir tratando de confirmar el "mito urbano" y en busca de los tres millones de dólares de recompensa por su imagen, pero los vecinos se mostraban esquivos y desconfiados.Nadie conocía personalmente a Elvis Presley y mucho menos la fantástica historia de que estaba vivo en Argentina y en ese barrio del oeste.Pero siempre hay alguien que dice la verdad y yo lo encontré por que lo busque a drede.Era el párroco de la Iglesia "Jesús del gran poder".El padre era un hombre joven; me recibió tomando mate. Yo había entrado con la excusa de averiguar como se hacia para organizar un retiro espiritual de chicos carenciados y enseguida entro en confianza.Después de dar algunas vueltas sobre el lugar y conocer un poco mas su historia, le pregunte si alguna vez había escuchado algo sobre el asunto de Elvis y de su vida en el barrio.El padre sonrió como si hubiera estado esperando esa pregunta y me contesto con una aparente evasiva respuesta pero que yo decido tomar al pie de la letra.
Al otro día, tomé el 155 hasta Corrientes y Florida y caminé por la peatonal hacia Retiro hasta llegar a la esquina de la calle Paraguay.Elvis Presley, el mismísimo rey estaba parado en el hall de una galería cerrada convertido en una patética imitación de si mismo.Me acerqué y pude escucharlo. Estaba cantando "Love me tender".Esperé frente a él hasta que la canción terminó y me acerqué aun mas, tanto que podía oler su perfume a viejo dandy.Tiré unas monedas en el gorro y le pedí (sin el menor respeto) que por favor cantara "Always on my mind".Bajó la guitarra, me miró por encima de los lentes espejados de vidrios gigantes y me dijo en un perfecto castellano:"¿vos estas en pedo pibe? ¿Que querés? ¿Que me descubran?

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(Un agradecimiento especial al padre Bruno)


Gabriel F Gamboa

viernes, 28 de diciembre de 2007

Compra - venta (cuento)


El señor Marcucci tiene una guitarra de muy mala calidad. Imposible de afinar, el instrumento suena molesto hasta en los ejecutantes mas diestros. Sin embargo, hay una persona que logra lo increíble.
Rita abraza la guitarra y la arropa como a una criatura, le habla en voz baja y empieza a tocarla. Literalmente a tocarla: la acaricia suavemente siguiendo sus contornos imaginando que tiene en sus brazos a otra mujer.
La indomable guitarra se rinde a sus encantos y empieza a sonar sola emitiendo sonidos dulces mezclados con gemidos de placer.
Algunos dicen que Rita es bruja.
Marcucci no la quiere ni ver, pero tampoco puede evitar el goce que le produce esa particular relación.
Por eso, decidió vender la guitarra por unas monedas en un local de compra venta.
Rita la vio y pago una fortuna por ella.
El vendedor les contó con sorna a sus amigos lo que el creyó una pequeña estafa.

Gabriel F Gamboa

(la ilustración es de Mario Carreño)

martes, 25 de diciembre de 2007

Hojas (cuento)


Armando Céspedes se había hecho famoso por ser el hombre que mas libros había leído en la historia de la humanidad. Según sus biógrafos por sus ojos habían pasado trescientos mil libros de cuentos, ocho mil novelas y setecientas enciclopedias, además de revistas, panfletos y programas de cine y teatro.
Ante la prensa, solía decir que la lectura enriquecía su alma y elevaba su espíritu acercándolo casi hasta el conocimiento de Dios.
La verdad, era otra.
En una mañana de apuro, cuando salía para su trabajo, Céspedes encontró la hoja suelta de un libro que nunca pudo encontrar. La fascinación de este fragmento fue tal que a partir de ese momento su vida se convirtió en un infierno de lectura, de búsqueda y de consulta.
Mostraba su hoja a cada persona que encontraba a su paso, pero lo cierto es que a nadie le parecía tan interesante, si no mas bien mediocre.
Armando empezó a odiarlos y hubiera preferido encontrar, a cambio, una hoja de plátano
Gabriel F Gamboa