martes, 21 de julio de 2009

Eutanasia

La señora de la esquina perdió el habla y su marido, piadoso, interpretaba cada silencio de ella como un "si".
Todo transcurrió normalmente hasta que el diablo metió la cola y él (el marido) preguntó lo que nunca tendría que haber preguntado.
"¿Querés que te mate?"