Ella consumía sus helados y el frío le adormecía los labios, esos que ya no podía usar.
Él entregaba con presición, con cucharitas de plástico y de bordes filosos, las dosis del placebo y de esta manera compartían tan cerca y a la vez tan a la distancia, el sabor agridulce del chocolate y del limón.
2 comentarios:
me dio como tristecita...
beso, gaby!
laura
lo logré!
besos a vos!
Publicar un comentario