lunes, 21 de febrero de 2011

Curioso

La curiosidad pudo mas que la razón (como siempre).
Lito tomó entre sus manos la cabeza de su madre y empezó a vaciarla con una cucharita de té metiéndola por su oído.
Ella apenas se resistió, y mientras pudo, escuchó el ruido del metal.
El frio de la cuchara le congeló los labios. Mas tarde la sangre los volvió a entibiar pero ya era demasiado tarde.
Lito siguió con sus intrigas eternas, decidido ya a no buscar mas respuestas.

2 comentarios:

laveron dijo...

esta lleno de niños como Lito en el mundo.


beso!


laura

G4þRI€L dijo...

bueh, menos mal que los mios no son tan niños entonces
gracias!