El problema de Mario (aunque él no lo sabía) era su sombra.
Mario llegaba, y unos segundos después llegaba su sombra, sea la natural provocada por el sol o la artifical fabricada por las luces.
A su muerte, la sombra de Mario también llegó tarde y quedó atrapada en este mundo, vagando a tientas y tratando de engancharse con cualquiera.
Como con la luz no podía lograrlo, esperaba la oscuridad para pasar desapercibida y atrapar a algún desprevenido.
Si uno le prestara mas atención a la sombra que lo acompaña, podría darse cuenta fácilmente si es o no la suya.
6 comentarios:
Pero uno no anda por ahí reparando en su sombra... por más que ella nos siga silenciosa... o tal vez no... tal vez se nos adelantó unos pasos.
Y por no atenderla, no supe si ella estavo ahí, aquella vez que me desconocí...
Buen relato!!! da para seguir pensando no?
mal hecho: no hay que lvidarse de las ocsa cotidianas
Gracias Monita!
Me gustó lo que escribís. Me gustó tu blog.
Gracias por pasar por el mío.
Te mando mis saludos.
Gracias a vos Valebe
LA SOMBRA... q enigma, ella siempre está... depende de las luces o el sol que se torne visible o no...
aunq no la veamos...
la sombra siempre está..
( es como la conciencia )
faby cellitti
es parte de uno, tan inseparable como cualquier otra cosa
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